Fija tus ojos en el premio
Bienvenidos a esta reflexión basada en el mensaje del Pastor Abel Rivera, quien predicó sobre el Salmo 37 en la iglesia The Grove. En este post exploramos las enseñanzas y reflexiones de Abel acerca de cómo los creyentes deben enfrentar la injusticia, la prosperidad de los malvados y los desafíos de la vida, manteniendo siempre la fe y la esperanza puestas en Dios.
¿Por qué el Salmo 37?
El Pastor Abel inicia compartiendo un poco de su vida, su sentimiento de desconexión al mudarse a Miami, y cómo la comunidad de la iglesia ha sido una bendición para él y su familia durante ocho años. El Salmo 37 ha sido un sostén en sus momentos de dificultad y enojo, especialmente ante las injusticias y los problemas que enfrentamos.
Abel destaca que muchas personas luchan con el enojo, la frustración y la preocupación, especialmente cuando ven que otros prosperan a pesar de vivir alejados de Dios. El Salmo 37 ofrece una visión poderosa y liberadora sobre cómo responder ante estas realidades.
Sabiduría de la experiencia
Abel explica que los consejos sabios suelen venir de quienes han vivido más. Así como los padres buscan guiar a sus hijos para que no repitan errores, David, el autor del salmo, comparte su sabiduría desde la experiencia. David vivió muchas pruebas: luchó contra un gigante, fue perseguido, se alejó de la corte, fue rey, enfrentó consecuencias de sus pecados y batalló con enemigos. En su vejez, David ofrece consejos para no dejarse consumir por el odio o la envidia.
Respuestas frente a la prosperidad de los malvados
David observa que, aparentemente, los malvados prosperan mientras los justos sufren. Sin embargo, Dios nos llama a actuar de manera diferente, comenzando en los versículos 1 y 2: “No te irrites a causa de los malhechores ni envidies a los que hacen injusticia”. Abel enfatiza la importancia de confiar en Dios, encontrar deleite en Él y comprometer nuestros caminos al Señor.
1. Confiar, deleitarse y comprometerse con Dios
Confiar en Dios y hacer el bien: La base de la tranquilidad y la esperanza es la confianza en el carácter y las promesas de Dios. Aunque los malvados tramen contra los justos, “Dios se ríe, porque ve que su día viene”. No debemos preocuparnos: los esfuerzos de los malvados serán en vano.
Deleitarse en el Señor: Tomar consciencia de las bendiciones de Dios reemplaza la ansiedad y la envidia por alegría. “El poco del justo es mejor que la riqueza de muchos malvados.” Nuestra satisfacción se encuentra en Dios, no en lo material.
Comprometer nuestros caminos: David da testimonio de la fidelidad de Dios. A lo largo de su vida, nunca ha visto al justo desamparado. Si confiamos y comprometemos nuestra vida a Dios, Él actúa a nuestro favor.
2. Una postura de corazón: Esperar en silencio y paciencia
Abel recalca que esperar en Dios implica rendición y paciencia. En la frustración, estar en silencio ante Dios permite que Él hable a nuestro corazón, trayendo consuelo y paz. “El Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles; están bajo su protección siempre.” Esperar en Él es confiar en que, aunque la maldad domine por un tiempo, el final será para bendición de los justos.
3. Recordar la promesa
La promesa de Dios es clara: “Los que esperan en el Señor heredarán la tierra… El futuro de los malvados será destruido.” Abel exhorta a no olvidar la esperanza eterna que nos da el Evangelio; centrar nuestra atención en la salvación prometida a quienes ponen su fe en Cristo.
Llamado a la conversión y comunidad
El Pastor Abel, citando Romanos 6:23 y Juan 3:16, llama a aquellos que no han puesto su fe en Cristo a reconsiderar su vida. Recuerda que el pecado nos separa de Dios, pero hay perdón y redención para quienes confían en Jesús.
Finaliza animando a la iglesia a buscar la edificación mutua: los más experimentados en la fe deben acompañar a quienes están luchando, y quienes enfrentan pruebas deben buscar consejo y oración en la comunidad de creyentes.
Conclusión
La vida puede ser difícil, y la fe puede tambalear. Sin embargo, como lo expone Abel Rivera, la clave está en fijar nuestros ojos en Cristo, confiando en sus promesas, deleitándonos en su presencia y comprometiendo nuestra vida a Él. La comunidad cristiana juega un papel esencial en este proceso de crecimiento y apoyo mutuo.
Te animamos a recordar esta enseñanza: “Confía en el Señor, deleítate en Él y compromete tus caminos mientras esperas pacientemente…”. La verdadera recompensa viene de Dios, y la esperanza en Cristo nunca será defraudada.
¿Quieres saber más o conversar sobre cómo seguir a Cristo? Acércate a alguno de los pastores de tu iglesia o a la persona que te invitó. ¡Esta conversación puede cambiar tu vida!
