Fundamentos del carácter del hombre cristiano
Una comprensión sana y bíblicamente fundamentada del carácter que debe tener un hombre cristiano es esencial. El concepto de lo que significa ser hombre en la cultura actual a menudo aparece fragmentado y confundido, influenciado por diversos ideales, algunos de los cuales provienen de principios bíblicos, pero están diluidos por perspectivas del mundo. Como seguidor de Cristo, debo depender de Él como el modelo supremo de lo que significa ser un hombre conforme al corazón de Dios. Él nos da el ejemplo perfecto de cómo vivir, amar y liderar, particularmente en el matrimonio y la crianza. Siempre me anima cuando soy llamado, o incluso empujado, a seguir el modelo de Jesús, lo cual me ayuda a cumplir el llamado de Dios para mi vida, especialmente en mi hogar, donde más necesito liderar con humildad, amor y dedicación.
Es útil recordar algunos principios esenciales del carácter cristiano en el hombre, los cuales se resumen en tres palabras: Compromiso, Pacto y Confesión. Cada uno de estos conceptos refleja un aspecto vital de la masculinidad bíblica, enraizado en las Escrituras y perfectamente demostrado en la vida de Jesús.
El primer aspecto es el compromiso. En Efesios 5:23, Pablo escribe, “Porque el marido es cabeza de su mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo.”
Mi entendimiento es que este versículo no implica dominio, sino que llama a los esposos a ser líderes entregados que prioricen el bienestar espiritual de sus familias. El verdadero compromiso no es simplemente un voto que se hace una vez, sino una entrega continua para guiar a nuestras familias en la adoración a Dios y enseñarles a amarlo y reverenciarlo. Es decir, estar comprometido significa tomar la iniciativa para establecer tiempos regulares de adoración familiar y estudio bíblico, demostrando la importancia de la comunión, la oración y el servicio. Cuando los hijos ven la devoción de su padre a Dios, reciben un modelo de fidelidad que puede influir en su propio caminar con Cristo.
La segunda palabra es pacto. Efesios 5:25 nos recuerda, “Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella.”
Este es, en mi opinión, uno de los ejemplos más profundos de amor sacrificial en la Escritura. Demuestra que el amor de Jesús por Su iglesia es constante, paciente e inquebrantable. Esto me desafía, porque me llama a honrar mi pacto con mi esposa incluso en tiempos difíciles o de desánimo. Este compromiso de pacto me recuerda que mi matrimonio refleja la relación de Cristo con Su iglesia. Por lo tanto, estando en el ministerio, debo tener cuidado de no descuidar a mi esposa mientras sirvo a otros. Un matrimonio saludable fortalece un ministerio saludable. Un pastor amigo mío me recordó una vez que una iglesia no puede estar sana si es dirigida por líderes que no tienen matrimonios sanos, y esa afirmación resuena profundamente en mí. Cuando invertimos en nuestros matrimonios, no solo honramos a nuestras esposas, sino también a Dios, y fortalecemos nuestro testimonio como líderes.
La tercera palabra es confesión. Santiago 5:16 dice, “Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros y oren unos por otros para que sean sanados.”
El carácter cristiano en el hombre requiere humildad, especialmente en el matrimonio y la paternidad. Es crucial que los hombres reconozcan sus errores, pidan perdón y modelen una actitud humilde delante de sus esposas e hijos. La confesión consiste en ser transparentes, honestos y lo suficientemente humildes como para reconocer cuando fallamos.
Un pastor amigo mío compartió una reflexión poderosa sobre la importancia de la reconciliación dentro del hogar. Él sugería comenzar viniendo delante del Señor para confrontar el orgullo y cultivar un espíritu de humildad. Este proceso fomenta un ambiente saludable en el hogar, donde el perdón y la reconciliación son bienvenidos, y donde no se permite que el rencor o la ira se acumulen. Al modelar la confesión y la humildad, nosotros como esposos y padres podemos enseñar a nuestros hijos la importancia de buscar el perdón de Dios y hacer las paces con los demás.
A veces me siento tentado a evitar la vulnerabilidad, viéndola como una señal de debilidad. Sin embargo, la Escritura muestra que la verdadera fortaleza se encuentra en la humildad y en la disposición a arrepentirse. Proverbios 28:13 dice: “El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia.” En otras palabras, la confesión es fundamental para construir y mantener relaciones saludables, y es esencial para un matrimonio sólido arraigado en valores bíblicos.
Escribo esto no como alguien que ha dominado estos principios, sino como alguien que está aprendiendo, muchas veces lentamente, cuán desesperadamente necesito la gracia de Dios para vivir conforme a ellos. Aunque fui yo quien escribió estas palabras, no las practico a la perfección. Lo he intentado, con más fracasos de los que quisiera admitir. Pero creo que Dios honra nuestro esfuerzo cuando está fundamentado en la fe, la humildad y la dependencia de Él.