El Evangelio No Cambia | 1 Juan 2:18-27


Reunirse como iglesia siempre es motivo de gozo, especialmente cuando abrimos la Palabra de Dios juntos. En esta ocasión, seguimos estudiando versículo por versículo la primera carta de Juan. Hoy nos enfocamos en 1 Juan 2:18-27, donde el apóstol nos recuerda que, aunque el mundo cambia, el evangelio permanece inalterable.

Quizá has experimentado estar en un bote sin motor, sintiendo la calma del agua. Pero, si no estás atento, la corriente te aleja sin que lo notes. Así sucedía en tiempos de Juan: muchos en la iglesia empezaron a alejarse de la fe poco a poco, redefiniendo la verdad. Por eso Juan escribe para que vuelvan a la orilla firme del verdadero evangelio.

La Verdad Que Nos Ancla

El evangelio que escuchamos desde el principio es suficiente para mantenernos anclados en Cristo. En momentos de confusión espiritual, la verdadera fe se demuestra al aferrarse a la verdad del evangelio por el poder del Espíritu Santo. Cuando el mundo se mueve y las personas se alejan, nuestra fuerza no está en lo nuevo, sino en alguien eterno.

Tres Anclas para la Fe Verdadera

Juan nos da tres formas de permanecer firmes cuando todo parece incierto:

  1. La fe falsa se expone (v. 18-19)

  2. El Espíritu nos guarda (v. 20-23)

  3. El evangelio nos sostiene (v. 24-27)

1. La Fe Falsa Se Expone

No todos los que hablan de Cristo le pertenecen realmente. Algunos permanecen entre los creyentes, pero con el tiempo sus enseñanzas y elecciones revelan su verdadero corazón. Juan advierte sobre el "anticristo" no como un enemigo futuro, sino como un peligro presente: quienes niegan que Jesús es el Hijo de Dios y arrastran a otros al error.

El objetivo de Juan no es despertar curiosidad sobre profecías, sino proteger a la iglesia de engaños. El enemigo siempre ha torcido la verdad con mentiras, pero esto no sorprende a Dios. Por eso, debemos conocer tan bien la verdad que cualquier mentira sea evidente.

2. El Espíritu Nos Guarda

Juan nos consuela al decir que, aunque el engaño es real, también lo es el Espíritu Santo que habita en nosotros. Cristo nos unge con su Espíritu desde el momento de nuestra conversión; ya lo tenemos, no necesitamos una "nueva unción".

El Espíritu nos lleva a toda verdad, no revela nuevas doctrinas, sino ilumina lo que ya se nos dio en la Palabra. Cuando escuches "nuevas revelaciones" o supuestas verdades, pruébalas por la Palabra de Dios: si niegan quién es Jesús o añaden a su obra, no vienen del Espíritu de verdad.

El Espíritu es como una cadena de ancla que sostiene el barco en aguas cambiantes. El verdadero creyente no deriva con la cultura o las emociones, sino permanece firme gracias al Espíritu.

3. El Evangelio Nos Sostiene

No necesitamos algo nuevo, sino permanecer en lo eterno. Juan nos invita: "Permanezca en vosotros lo que habéis oído desde el principio". La perseverancia no depende de cuánto nos aferremos a Dios, sino de cuánto Dios nos sostiene a nosotros.

El mismo evangelio que nos salvó, nos sostiene hoy. El Espíritu da testimonio de que somos hijos de Dios y nos da seguridad en la verdad. "El mismo evangelio que un día nos salvó, nos sostendrá hasta el final."

Conclusión: Permanece en Cristo

No persigas una nueva experiencia, sentimiento o verdad pasajera. Abide (permanece) en Cristo, confía en su verdad y mantente firme en el evangelio que nunca cambia.

Oración final:
Padre, gracias por tu Palabra que nunca cambia y por tu Espíritu que nos guarda en la verdad. Ayúdanos a permanecer en Cristo, a aferrarnos al evangelio y a descansar en la promesa de vida eterna. En Jesús, amén.

¿Has sentido que tu fe se desvía buscado algo "nuevo"? Hoy, vuelve a lo esencial: el evangelio de Cristo es suficiente. ¡Permanece en Él y vive la verdad que nunca cambia!

Anterior
Anterior

Nacido Para Pamanecer | 1 Juan 2:28-3:1-10

Siguiente
Siguiente

Obedecer Amar Rechazar | 1 Juan 2:3-17