Tiempos de Ansiedad, un Salvador Inquebrantable
Qué tiempos los que estamos viviendo en este 2025. Con cada día que pasa, pareciera que el mal ya no se esconde en las sombras. Está completamente expuesto. Lo vemos en las noticias. Hay guerra en el Medio Oriente, y la posible participación de los Estados Unidos ha provocado una gran tensión mundial. Las protestas violentas siguen ocurriendo en ciudades de todo el país. La división política está dividiendo a las comunidades. El caos ya no es una amenaza lejana; está justo frente a nosotros. La ansiedad de la humanidad está más presente que nunca, no solo en nuestra nación, sino en todo el mundo.
Es difícil no sentir el peso de todo esto. Hay tanta incertidumbre, tanto temor en el ambiente. Uno revisa las noticias y sinceramente parece que el mundo puede colapsar en cualquier momento.
Entonces, ¿qué dice la Escritura sobre todo esto? ¿Cómo podemos vivir en paz en tiempos como estos? ¿Cómo debemos funcionar como creyentes en una sociedad que parece estar al borde del colapso?
Estas son preguntas reales. Y he escuchado a muchas personas en mi círculo hacerlas. Algunos van directos a las profecías de las escrituras, tratando de conectar cada noticia con un versículo de la Biblia. Buscan señales, cualquier cosa que les ayude a calmar sus temores y dar sentido a lo que está ocurriendo. ¡Los entiendo! Todos queremos claridad, una manera de sentirnos menos ansiosos.
Pero hay una pregunta más profunda que debemos hacernos: ¿En qué o en quién estás poniendo tu confianza? Ahí es donde está el verdadero asunto.
He notado que algunos creyentes centran su atención y esperanza en los acontecimientos de Israel o del Medio Oriente. Interpretan cada conflicto o cambio político como si fuera la clave final para descifrar el fin de los tiempos. Pero con amor preguntaría: ¿Qué nos enseña realmente la Biblia sobre dónde debe estar nuestra esperanza? ¿Y en quién debemos tener puesta toda nuestra atención?
Como creyentes, nuestra paz no proviene de entender los eventos del mundo. Nuestra paz proviene de saber que Cristo reina ahora mismo. No solo en el futuro, sino hoy. Él está sentado a la diestra del Padre, gobernando sobre todas las cosas.
El apóstol Pablo nos recuerda:
“Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1–2, NBLA).
Esto no significa que debamos ignorar lo que sucede en el mundo. Pero sí significa que debemos ver todo esto a la luz de la autoridad completa de Cristo. Jesús mismo dijo: “En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33, NBLA). Él no prometió una vida sin problemas. Prometió paz en medio de los problemas, porque Él ya ha vencido.
Y cuando se trata de ansiedad y temor, la Escritura no nos deja sin ayuda: “Por nada estén afanosos, sino que, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6–7, NBLA).
Estamos llamados a:
No entrar en pánico, sino a orar.
No vivir con miedo, sino a fijar los ojos en Jesús.
No confiar en las naciones ni en los resultados, sino en el reino inquebrantable de Dios.
Desde una perspectiva bíblica, no estamos esperando que Cristo comience a reinar, creemos que Él ya está reinando. Según las Escrituras, Cristo está sentado a la diestra del Padre, gobernando sobre todas las cosas. Ahora mismo, Su iglesia avanza, no con espadas ni poder político, sino con la predicación del evangelio y el poder del Espíritu Santo.
Sí, estamos viviendo tiempos difíciles.
Sí, el mundo se siente inestable.
Pero no, no estamos llamados a vivir ansiosos.
Estamos llamados a confiar en Aquel que es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Fija tus ojos en Cristo. Ancla tu alma en Su Palabra. Los reinos de este mundo se levantarán y caerán, pero Su reino jamás será sacudido.
Mientras esperamos la segunda venida de Cristo, Él ha prometido estar con nosotros en cada temporada de la vida, en los momentos buenos y en los difíciles. Él no abandonará a Su pueblo. ¡Él es fiel!